La incertidumbre rodea la situación de Abdullah Öcalan
El líder kurdo Abdullah Öcalan, quien cumple 75 años el 4 de abril, se encuentra envuelto en un manto de incertidumbre respecto a su estado de salud y su propia supervivencia. Desde marzo de 2021, cuando su hermano Mehmet Öcalan logró hablar con él por teléfono antes de que las autoridades turcas interrumpieran la comunicación, no se ha sabido más sobre su condición. Öcalan lleva recluido en régimen de aislamiento en la isla de Imrali desde 1999, en condiciones extremas y sin contacto con el exterior.
El reporte de Elina Stamatiou para AlphaNews.Live, basado en comunicaciones con Ibrahim Bilmez, uno de los abogados de Öcalan, debería haber resonado en las esferas políticas chipriotas e internacionales. Sin embargo, los esfuerzos del pueblo kurdo y los abogados de Öcalan parecen haber sido ignorados, manteniéndose una omertà cómplice por parte de líderes de naciones en todo el mundo.
La apatía también se muestra hacia el hecho de que durante años, las autoridades turcas han creado tensión en la celda de Öcalan, probando la resolución del pueblo kurdo, tanto combatientes como civiles. La prisión de Öcalan en una isla y en soledad durante una década constituye una forma de tortura, razón por la cual pocas voces, más allá de los kurdos, se alzan en protesta.
El abogado que visitó por última vez a Öcalan en agosto de 2019, hace casi cinco años, ahora hace un llamado a través de Elina Stamatiou a toda Europa. Recuerda que Öcalan dejó Siria en 1999 buscando una solución diplomática al problema kurdo y que Europa, incluida Grecia, le negó asilo. Insta a no olvidar que el propósito de Öcalan, después de quince años de lucha armada, era iniciar conversaciones de paz en Europa, pero las potencias del continente le cerraron las puertas.
Ibrahim Bilmez hace un llamado a todos los organismos democráticos en Chipre, Grecia y Europa para que reconozcan los esfuerzos de Öcalan por encontrar una solución pacífica en Oriente Medio. Solicita que los estados, organizaciones y partidos se pongan del lado de Öcalan y exijan que se reconozcan sus derechos humanos, ayudando así a poner fin al derramamiento de sangre.
La liberación de Öcalan, enfatiza Bilmez, es un prerrequisito para su participación en un proceso de paz que podría resolver el problema kurdo y poner fin al caos en Oriente Medio. Ante esta situación, surge la pregunta: ¿Por qué entonces hay tanto silencio?