La política fiscal y la Ley de recortes fiscales y empleos de 2017
La política fiscal de Estados Unidos se encuentra en un punto crítico a medida que nos acercamos al año 2025, cuando la mayoría de las disposiciones de la
Los críticos de la TCJA han calificado la bajada de tipos a las empresas como un error fatal, responsabilizándola de los problemas fiscales actuales del país. Por otro lado, algunos defensores argumentan que esta reducción se ha “autopagado”. La realidad, sin embargo, parece caer en algún punto intermedio.
Un análisis de los datos revela dos puntos clave. Primero, hubo una caída notable en los ingresos fiscales corporativos en 2018, justo después de la implementación de la rebaja. Segundo, los ingresos en 2022 y 2023 superaron las proyecciones iniciales del Congressional Budget Office (CBO), a pesar de la tasa reducida.
Esto sugiere que no es necesaria una tasa del 35% para generar los ingresos de 2017, lo que podría interpretarse como que la reducción se ha compensado por sí misma. No obstante, es justo reconocer que los ingresos estuvieron por debajo de las proyecciones desde 2018 hasta 2021, afectados en parte por la pandemia en 2020, con un déficit acumulado de $353 mil millones hasta 2023.
Para revertir completamente este déficit, los ingresos corporativos tendrían que crecer a una tasa anual promedio del 8% desde 2023 hasta 2027, un ritmo poco probable en una economía que tiende hacia un crecimiento nominal del ingreso del 4% o menos.
En resumen, la reducción del tipo impositivo corporativo no es ni un punto muerto ni un regalo; es simplemente otro aspecto de los compromisos inherentes a una verdadera reforma fiscal. Desde la perspectiva de Eakinomics, los beneficios derivados de eliminar las distorsiones en la base impositiva sobre la ubicación, inversión y decisiones financieras en el sector corporativo son suficientes para compensar la pérdida de ingresos a corto plazo.