Fiscalidad de los datos: el nuevo reto empresarial

La fiscalidad de los datos en la era del Big Data y GenAI

La era del Big Data ha consolidado la idea de que los datos son la nueva moneda corporativa. En 2016, una empresa promedio manejaba 162.9 terabytes (TB) de datos. Hoy, en 2024, se generan aproximadamente 2.5 quintillones de bytes de datos cada día, con más de 44 zettabytes en todo el universo digital. Con la adopción generalizada de la inteligencia artificial generativa (GenAI), estas cifras solo tienden a aumentar.

GenAI se nutre de datos para su creación y difusión. Cada pulsación que escribe un nuevo modelo de aprendizaje automático triplica la cantidad de datos en el éter virtual. Las soluciones GenAI generan, organizan y operan con datos, y la capacidad de las empresas para gestionar y manipular esos datos definirá su éxito en el mercado.

Sin embargo, con los ajustes fiscales que se están realizando a nivel mundial, surge una pregunta interesante: ¿es factible gravar uno de los recursos más valiosos de las corporaciones, los datos? ¿Cómo se podría implementar y qué aspecto tendría?

¿Cuánto vale un byte? La fiscalidad de los datos parece ser el siguiente paso lógico. Los líderes corporativos admitirían que sus costos de adquisición de clientes y sus procesos de modelado y pronóstico a largo plazo, así como los servicios que proporcionan, se han optimizado y mejorado gracias a la adquisición de la mayor cantidad posible de datos de clientes. Aunque no todos los bytes tienen el mismo valor, con la ayuda de GenAI, los compradores de medios pueden crear una persona a partir de puntos de datos aparentemente dispares.

Asignación de un valor Los reguladores han intentado encontrar una forma de asignar valor a los datos. En 2021, un proyecto de ley en el Senado del Estado de Nueva York propuso un impuesto excise mensual escalonado por cabeza sobre los recolectores de datos, comenzando con cinco centavos por mes por consumidor basado en Nueva York. De manera similar, legisladores en Massachusetts presentaron una serie de proyectos de ley a principios de 2023 que habrían implementado un impuesto escalonado sobre la recolección de datos.

El conflicto internacional A medida que más legisladores consideran estas propuestas, es importante notar cuánto varían de un estado a otro. Si esta idea se globalizara, los impuestos sobre los datos seguramente fluctuarían de un país a otro. Desde la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios (BEPS) hasta la fiscalidad digital, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha intentado consolidar y armonizar una mezcla de reglas fiscales dispares.

Estamos apenas en el primer capítulo de este asunto y habrá mucho más que escribir en los próximos años. Para las corporaciones que buscan protegerse a corto plazo, la clave es la vigilancia y la preparación. Deberán estar atentas a cualquier estado o nación que decida sumergirse de lleno en un impuesto sobre los datos y comprender el valor que sus datos aportan.

fiscalidad de los datos

¿Cómo afectaría la fiscalidad de los datos a las empresas?

La fiscalidad de los datos podría incrementar los costos operativos de las empresas, afectando su rentabilidad y estrategias de manejo de información, además de requerir adaptaciones en la infraestructura TI y cumplimiento normativo.

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¿Pueden las empresas anticipar la fiscalidad de los datos?

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