El desafío de la lectura en Chipre
En Chipre, la inversión en libros y periódicos representa solo el 0.4 por ciento del ingreso familiar, una cifra que contrasta marcadamente con países como Eslovaquia, donde la cultura lectora es cinco veces mayor. Este dato, revelado por una encuesta de la UE en 2023, pone de manifiesto una preocupante realidad: los chipriotas leen poco.
La ironía se hace presente al considerar que el 23 de abril, Día Mundial del Libro, se celebra en todo el mundo, mientras que en Chipre, la conversación sobre libros parece ser menos frecuente que la de series o películas. A pesar de contar con un clima favorable y una sociedad altamente social, donde el 45 por ciento de la población se encuentra con amigos al menos una vez a la semana, los índices de alfabetización son alarmantes. Los niños chipriotas obtuvieron un promedio de 381 puntos en las pruebas PISA, muy por debajo del promedio de la UE.
La historia de Chipre revela una tradición rica en narración oral, herencia de sus antiguos conquistadores y los pithkiaoulis locales, pero esta no se ha traducido en una pasión por la lectura. Además, la ocupación británica y su énfasis en el inglés como lengua de instrucción, junto con la censura colonial, no fomentaron un amor por la lectura.
Leer no solo mejora la inteligencia y reduce el estrés, sino que también está vinculado a una mejor empatía y autoestima. Un estudio en Social Science & Medicine incluso encontró que los lectores de libros tenían un 20 por ciento menos de riesgo de mortalidad. Sin embargo, con un alto porcentaje de titulados universitarios en la isla, surge la pregunta: ¿cuántos continúan leyendo por placer?
En un sistema educativo que ve la lectura como una habilidad para el éxito académico, el placer de una buena historia puede quedar relegado. Además, acceder a libros en Chipre puede ser complicado, con pocas bibliotecas locales y librerías más allá de las principales.
La lengua griega, considerada nicho en el mundo editorial, y los costos adicionales de importación de libros agravan el problema. No obstante, en medio de este panorama, surge una luz de esperanza: BookTok.
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