El impacto del plan fiscal de Biden en los estadounidenses medios
El esbozo presupuestario del 2025 presentado por el presidente Joe Biden, aunque no se convierta en ley, ofrece una visión de lo que podría esperar la nación si él es reelegido y los Demócratas toman el control del Congreso. Los estadounidenses de clase media, ya frustrados por la subida de precios desencadenada por la economía bajo la administración actual, deberían prepararse para un panorama similar.
El presupuesto de Biden, dado a conocer en marzo, plantea un gasto récord. La deuda seguiría en aumento, y los déficits de billones de dólares se convertirían en la nueva norma, a pesar de los miles de millones en impuestos más altos. El presidente ha prometido no incrementar los impuestos a aquellos que ganan menos de $400,000 al año, pero el efecto práctico de su esfuerzo por elevar las tasas corporativas sería separar a todos los estadounidenses, independientemente de sus ingresos, de más dinero ganado con esfuerzo.
El plan fiscal de Biden parece sacado directamente del manual de Bernie Sanders: atacar a los capitalistas “malvados”. Biden busca aumentar la tasa impositiva corporativa en Estados Unidos en un tercio, hasta el 28 por ciento. Además, propone un salto del 40 por ciento en el impuesto mínimo alternativo corporativo.
Estas medidas resuenan bien en círculos populistas y progresistas, donde la alfabetización económica a menudo escasea. Sin embargo, las corporaciones no pagan impuestos. Los recaudan de aquellos que compran sus bienes y servicios. Según Phil Gramm y Mike Solon en un artículo de opinión para The Wall Street Journal, cuando la tasa impositiva corporativa aumenta, las corporaciones intentan trasladar el costo a los consumidores. En la medida en que no se pueda pasar el costo total del aumento de impuestos a los consumidores, esos costos son soportados por empleados e inversores.
Y, ¿quiénes son esos inversores? Según TaxNotes, “el 72 por ciento del valor de todas las acciones mantenidas domésticamente pertenece a planes de pensiones, 401(k)s, cuentas individuales de retiro y organizaciones benéficas” o compañías de seguros de vida; vehículos en los cuales muchos trabajadores promedio dependen para su beneficio a largo plazo.
Un estudio reciente del Tesoro encontró que casi la mitad de todas las familias estadounidenses “pagan más en impuestos corporativos que en impuestos sobre la renta individual”. Esto significa que el plan fiscal corporativo de Biden costaría a los estadounidenses de bajos y medios ingresos más dinero que si el Congreso aumentara sus tasas de impuesto sobre la renta.
Los Republicanos harían bien en enfatizar estas realidades económicas en la próxima campaña. También podrían destacar cómo estas propuestas fiscales corporativas son presentadas al pueblo estadounidense por un presidente que creó la inflación asfixiante con la que las familias han luchado durante los últimos años —inflación que el señor Biden nunca anticipó.