El Síndrome de la Amapola Alta y el Desafío Regulatorio en Canadá
El síndrome de la amapola alta, esa tendencia a cortar la flor que crece más que las demás, se ha convertido en una metáfora recurrente para describir cómo se trata al éxito en ciertos entornos. Este concepto, que resonó en el OG100 CEO Summit en Niagara-on-the-Lake, refleja una preocupación latente entre líderes empresariales y políticos de Ontario.
En el cónclave, se abordó el aumento de las diferencias de productividad entre Canadá y Estados Unidos. Un informe del Banco de Canadá reveló que la producción por hora de los trabajadores canadienses, que representaba el 88% del PIB en 1984 comparado con sus pares estadounidenses, cayó al 71% en 2022. Este desfase se atribuye a menudo a la insuficiente inversión en I+D y tecnología por parte de los líderes empresariales canadienses.
El reglamento también juega un papel crucial. Un CEO compartió que le llevó 16 años obtener la aprobación para modificar infraestructura crítica, un proceso que habría sido mucho más rápido al sur de la frontera. Historias similares sobre la burocracia emergieron durante las discusiones, así como quejas sobre las leyes de expansión del idioma francés en Quebec, lo cual complica aún más el éxito empresarial.
Este debate cobra relevancia frente a la reciente decisión del gobierno del Primer Ministro Justin Trudeau de incrementar los impuestos sobre las plusvalías. La medida propone elevar la porción imponible al 66.7% para corporaciones y fideicomisos, así como para individuos con ganancias superiores a $250,000 al año, lo que podría significar un aumento del 33% en los impuestos sobre la actividad de inversión.
John McKenzie, CEO del Grupo TMX, sostiene que el gobierno debería centrarse en “atraer talento, capital y competir por flujos globales de inversión”. La tarea de aumentar impuestos y establecer políticas siempre es un equilibrio delicado, y aunque Canadá tiene ventajas naturales en habilidades, inmigración, recursos, innovación y calidad de vida, la necesidad de transformación digital y la realidad de una economía estadounidense de crecimiento más rápido plantean la pregunta: ¿es este el momento adecuado para incrementar los costos para las empresas?
En otras palabras, permitamos que las amapolas crezcan.