La Universidad de Chipre se encuentra en el ojo del huracán tras presentar su proyecto de presupuesto ante la Comisión de Educación de la Cámara, suscitando preocupaciones sobre la sostenibilidad financiera de la institución. El presupuesto universitario inicial de €188.4 millones ha sido calificado de irreal, y se anticipa un presupuesto suplementario de €22 millones, frente a déficits proyectados de €31.2 millones y €36.6 millones para los años 2025 y 2026, respectivamente.
Diputados de todo el espectro político han expresado su inquietud, señalando desde costos excesivos de limpieza hasta la explotación del alojamiento estudiantil por parte de contratistas externos y la supuesta politización dentro del ámbito académico. El diputado independiente Andreas Themistocleous ironizó sobre los gastos de limpieza de €2 millones, preguntando si “¿tienen samuráis luchando contra serpientes?”. Por su parte, Alekos Tryfonides, diputado del DIKO, denunció que los contratistas construyen bloques de apartamentos alrededor de la universidad para alquilar habitaciones a los estudiantes a precios exorbitantes, utilizando presuntamente sobornos para bloquear la construcción de dormitorios.
Christos Christofides, diputado del AKEL, mencionó la persecución repetida de un profesor por sus creencias políticas en el departamento de Filosofía, aunque fue vindicado por el Senado hace una semana. También criticó que los dormitorios que albergaban a antiguos estudiantes del Instituto Superior de Hotelería (AXIK), ahora reubicado en Pafos, permanezcan sin uso.
Se cuestionaron también las solicitudes de la universidad de €800,000 para gastos de viaje, €970,000 para alquileres, el doble de gastos legales en comparación con el año pasado, y los €10 millones anuales para el Instituto de Investigación del Cáncer de Chipre.
El Vicerrector de Relaciones Internacionales, Economía y Administración, Ioannis Giapintzakis, respondió a las acusaciones asegurando que en la Universidad de Chipre no hay robos colectivos ni persecuciones políticas. Respecto al presupuesto, señaló que hay factores externos que impactan en las finanzas de la institución como el aumento del costo de vida, la inflación y los recargos. Además, mencionó que la universidad debe pagar €10 millones por el fondo especial de pensiones.
Giapintzakis destacó que se han reducido los gastos administrativos y que los ingresos propios de la universidad se han agotado debido a que se han utilizado a lo largo de los años en desarrollos. Afirmó que no se ha asignado financiación adicional más allá de lo necesario para cubrir las necesidades básicas de la universidad.