Hasta hoy, más allá de sus habituales promesas de hacer “América grande otra vez”, el expresidente Donald Trump había sido muy cauteloso al revelar su política económica para un posible segundo mandato. Pero ahora tenemos una idea más clara: si vence a Joe Biden en noviembre, el escenario más plausible según las encuestas, es probable que se avecine una Trumponomics en esteroides. Eso significa más desregulación, impuestos más bajos y mucho más proteccionismo.
En una extensa entrevista con la revista Bloomberg desde su mansión en Mar-a-Lago, Trump habló en detalle sobre sus planes económicos para Estados Unidos. En un tono humilde, el expresidente reconoció que, a diferencia de su primer mandato, ahora está mejor preparado y asesorado para manejar la economía mucho mejor. “Ahora conozco a todos. Ahora estoy verdaderamente experimentado”, dijo.
¿Quién acompaña y rodea a Trump en asuntos económicos?
Dentro del círculo íntimo del expresidente en asuntos económicos se encuentran:
- Brooke Rollins, presidenta y directora ejecutiva del America First Policy Institute (AFPI)
- Linda McMahon, directora de la Administración de Pequeñas Empresas bajo Trump
- Robert Lighthizer, quien fue representante comercial de EE.UU. bajo Trump y probablemente desempeñará un papel central en una nueva administración
- Larry Kudlow, exjefe del Consejo Económico Nacional
- Kevin Hassett, ex presidente del Consejo de Asesores Económicos y candidato a liderar la Reserva Federal
- Scott Bessent, fundador del fondo de cobertura Key Square Group LP
- Russ Vought, director de políticas del Comité Nacional Republicano
- Arthur Laffer, un defensor de la economía de oferta de la era Reagan
Impuestos corporativos al 15% y más aranceles
Trump expresó su admiración por el “subestimado” presidente William McKinley, a quien llamó el “rey de los aranceles”. Según el expresidente, McKinley contribuyó significativamente a la riqueza de Estados Unidos, aunque la historia no le ha dado el reconocimiento que merece.
Entre las medidas más importantes planeadas por Trump se encuentra, una vez más, una reforma fiscal. Una de las decisiones más importantes del expresidente en su primer mandato fue reducir la tasa del impuesto corporativo del 35% al 21%. Según él, su idea es reducirla al 15%. Asimismo, Trump dio un panorama general de lo que serán sus medidas más importantes:
- Más perforación y reversión de la política de energía verde de Biden
- Menos regulación, replicando su primer mandato
- Proteger la frontera sur y reducir la inmigración ilegal
- Presionar a enemigos y aliados para obtener mejores términos comerciales
- Impulsar fuertemente la industria de las criptomonedas
- Reprimir a las grandes empresas tecnológicas imprudentes
¿Apoyan los CEOs a Trump?
Cuando se le preguntó a Trump sobre la reacción de los principales CEOs del país a su plan fiscal, el expresidente afirmó que “les encantó”. Según Bloomberg, el expresidente, a diferencia de tiempos pasados, está siguiendo de cerca las opiniones de los principales ejecutivos de Estados Unidos, reconociendo que muchos de ellos fueron muy críticos con él en su momento y mantuvieron una relación compleja.
Además, el expresidente está recibiendo importantes respaldos de multimillonarios como Elon Musk o Bill Ackman. Estos respaldos sugieren que los sectores tecnológicos y financieros están dispuestos a echar una mano a Trump.
Los aranceles son innegociables
Trump elogió rotundamente a McKinley, aparentemente su nueva referencia proteccionista. “McKinley hizo rico a este país”, afirmó Trump. “Fue el presidente más subestimado”. Según el expresidente, los sucesores de McKinley desperdiciaron su legado en costosos programas gubernamentales como el New Deal.
Así, Bloomberg explica que Trump está listo para prescribir más de la misma medicina arancelaria, incluyendo a los aliados de la Unión Europea. Además de apuntar a China con nuevos aranceles de entre el 60% y el 100%, el expresidente asegura que impondría un arancel general del 10% sobre las importaciones de otros países.
Algunos críticos afirman que esta medida podría exacerbar la inflación o ralentizar el crecimiento económico, pero el expresidente considera que, de esta manera, protege la industria nacional y a los trabajadores estadounidenses.