El próximo año, tendremos que tomar una de las decisiones más importantes sobre el futuro de nuestra economía. ¿Entregaremos más poder y riqueza a las grandes corporaciones y a los ricos, o invertiremos en una economía saludable y resiliente que funcione para todos nosotros?
En 2017, los legisladores republicanos aprobaron lagunas fiscales y recortes que beneficiaron principalmente a los ricos y a las grandes corporaciones. El presidente Trump firmó estas concesiones, aumentando la desigualdad y desencadenando una ola de lucro corporativo.
El próximo año, partes de esa ley comenzarán a expirar, lo que nos brinda la oportunidad de hacer cambios.
La economía de “trickle down”
Durante décadas, ambos partidos han creado una economía donde las grandes corporaciones y los ricos no contribuyen como el resto de nosotros. Nos han vendido una mercancía conocida como economía de “trickle down”. Esta teoría dice: Alimenta a los ricos con el mejor corte de carne y tal vez recibamos un poco de cartílago que cae al suelo, y les daremos las gracias por ello.
Los ricos y las corporaciones más rentables no solo están contribuyendo cada vez menos a nuestras arcas colectivas. Están utilizando su poder para enriquecerse aún más mientras más de nosotros luchamos. La senadora Elizabeth Warren describió esto recientemente como un “bucle de perdición” para nuestro código fiscal: los ricos y las corporaciones se enriquecen con concesiones fiscales y luego usan su riqueza y poder para aumentar sus ganancias, y luego presionan por más recortes de impuestos.
Por ejemplo, los recortes fiscales de Trump en 2017 redujeron la tasa impositiva corporativa máxima al 21 por ciento desde el 35 por ciento (comparado con el 40 por ciento en 1987). Los partidarios argumentaron que esto llevaría a mejores salarios y supercargaría el crecimiento económico. En cambio, el crecimiento económico continuó aproximadamente al mismo ritmo que antes de los recortes fiscales. Y mientras el 90 por ciento de los trabajadores no vio un aumento salarial, la riqueza de los multimillonarios se ha duplicado.
Beneficios récord y menos impuestos
En el mismo período en el que las corporaciones han disfrutado de impuestos más bajos, también han obtenido beneficios récord. Como mis colegas en Groundwork Collaborative han destacado, la reducción de las tasas impositivas corporativas en realidad incentivó el lucro corporativo tras la pandemia, ya que las empresas que nos cobraron de más pudieron quedarse con más de sus ganancias.
La teoría del “trickle down” dice que estos beneficios extraordinarios y menores impuestos deberían alentar a las empresas a invertir más en trabajadores e innovación. Pero en una economía dirigida por grandes corporaciones con una enorme cuota de mercado, ese dinero termina siendo canalizado hacia los accionistas en lugar de aumentar los salarios de los trabajadores, invertir en nuevas o más productivas tecnologías, o mantener inventarios críticos en caso de crisis.
Si queremos que las corporaciones inviertan más en salarios e inversiones productivas, deberíamos aumentar sus impuestos, ya que los salarios y la investigación son en su mayoría deducibles de impuestos.
En otras palabras, el lucro corporativo no es una conclusión inevitable. Aumentar los impuestos corporativos tiene el potencial de impulsar la inversión, la productividad y el crecimiento económico, y devolver a los estadounidenses parte de su dinero.
La administración Biden ha tomado medidas críticas para contrarrestar la fallida economía de “trickle down” y el lucro corporativo. Ha limitado el precio de medicamentos esenciales como la insulina, ha empoderado a los reguladores para perseguir a las corporaciones que abusan de su poder de mercado y ha realizado inversiones históricas en un futuro verde. Pero se puede hacer más aumentando los impuestos a las corporaciones más grandes y rentables.
Fundamentalmente, el próximo debate fiscal trata sobre quién tiene las riendas para dar forma a nuestra economía: ¿las megacorporaciones y sus ricos accionistas, o las personas comunes que mantienen la economía en marcha? El próximo año es una oportunidad para que el Congreso se mantenga firme contra los ricos y poderosos y construya la economía que queremos ver.