Los sindicatos que representan a los funcionarios públicos han solicitado que se suspenda la implementación de un nuevo sistema de evaluación destinado a regular los ascensos dentro del servicio civil, argumentando que ha generado caos y malentendidos desde su introducción.
Durante una sesión parlamentaria, los sindicatos propusieron que el nuevo sistema se aplique únicamente en una base de prueba durante el presente año y que no influya en los ascensos previstos para 2024. Informaron a los diputados sobre una serie de “distorsiones” en el sistema, que podría desencadenar una ola de objeciones formales por parte de los funcionarios afectados.
Stratis Matthaiou, líder del sindicato Pasydy, enfatizó que no buscan regresar al antiguo sistema de evaluaciones, sino perfeccionar el actual antes de su implementación. Señaló una “preparación deficiente”, como la falta de entrenamiento adecuado para los evaluadores. Matthaiou mencionó casos de amenazas tanto a evaluadores como a los funcionarios evaluados, y situaciones donde algunos evaluadores aplicaron criterios excesivamente estrictos y vengativos.
Andreas Louka, también de Pasydy, describió la creación de “un ciclo vicioso” dentro del servicio civil, afectando las relaciones interpersonales, con evaluadores encerrándose en sus oficinas por temor a enfrentarse a quienes evalúan. Advirtió además sobre un aluvión de impugnaciones legales a las decisiones de ascenso consideradas cuestionables.
Un miembro del sindicato Isotita relató casos extremos de empleados que querían “linchar” a los evaluadores y otros que, al serles negado el ascenso, se sintieron tan mal que necesitaron atención médica urgente.
Por su parte, Vasiliki Antoniadou, de la Comisión del Servicio Público, defendió el nuevo sistema como un paso en la dirección correcta y argumentó que no debería ser descartado por completo debido a los problemas actuales. Calificó al sistema anterior como “obsoleto” y violatorio del principio de igualdad de trato.
Giorgos Panteli, secretario permanente del Ministerio de Finanzas, sostuvo que el nuevo sistema evalúa las habilidades y calificaciones de los funcionarios públicos en lugar de los años de servicio. Criticó el antiguo sistema por ser ineficaz, ya que casi todos los empleados eran calificados como ‘excelentes’, lo que impedía a los superiores seleccionar a los mejores para cada tarea. Además, los ascensos se basaban en la fecha de contratación. En contraste, el nuevo esquema promete ser más meritocrático y conducir a una mejora en la calidad de los servicios ofrecidos por el gobierno.
