Conmemoración del genocidio en Ruanda
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, encabezó el pasado domingo las conmemoraciones del trigésimo aniversario del genocidio de 1994, que se cobró la vida de más de un millón de personas. Durante la ceremonia, Kagame aseguró que las condiciones que condujeron a la masacre nunca se permitirán de nuevo en la
Más de 100 días a partir del 7 de abril de 1994, tutsis y hutus moderados fueron sistemáticamente masacrados por extremistas hutus, liderados por el ejército ruandés y una milicia conocida como Interahamwe. En un acto solemne, Kagame y su esposa, junto con 37 líderes visitantes, participaron en la colocación de una ofrenda floral en un memorial del genocidio en la capital, Kigali, que alberga los restos de unas 250,000 personas.
“El genocidio es el populismo en su forma más pura, porque al tener causas
El Tribunal Penal Internacional para Ruanda, establecido en Tanzania a finales de 1994 para juzgar a los cerebros del genocidio, cerró en 2015 tras condenar a 61 sospechosos. Más sospechosos prominentes han sido capturados después de décadas en fuga, y el propio sistema de justicia interno de Ruanda ha manejado casi 2 millones de casos adicionales.
“Nosotros, los sobrevivientes, somos fuertes. Construiremos el país juntos”, expresó Marie Louise Ayinkamiye, quien tenía 11 años durante el genocidio, al público presente en el estadio. Ayinkamiye sobrevivió al genocidio junto con su madre y dos hermanos. Su padre y otros cuatro hermanos fueron asesinados.
Kagame ha sido presidente desde el año 2000, pero efectivamente ha estado en control desde que su fuerza rebelde, el Frente Patriótico Ruandés, marchó hacia Kigali en 1994 para poner fin al genocidio. Según sus palabras, el país ha dado grandes pasos en los últimos 30 años. “El tremendo progreso de nuestro país es evidente y es resultado de las decisiones que tomamos juntos para resucitar nuestra nación”, dijo en su discurso.
A pesar de recibir elogios internacionales por presidir la paz y el crecimiento económico desde el final del genocidio, Kagame también ha enfrentado críticas crecientes por lo que grupos de derechos humanos describen como la supresión de la oposición política y la censura de medios independientes, acusaciones que él y el gobierno niegan.
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