El panorama fiscal en Nueva Jersey
El Gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, ha presentado una propuesta de presupuesto que marca un retorno a las subidas de impuestos, en un contexto de gasto estatal récord. Tras la expiración del sobrecargo al impuesto corporativo, que posicionaba a Nueva Jersey con la tasa más alta entre los 50 estados, el gobernador busca revivir este sobrecargo en un momento en que las empresas y contribuyentes ya están abandonando el estado.
La reimplantación de este impuesto podría agravar la situación competitiva de Nueva Jersey, especialmente cuando estados vecinos, como Pensilvania, están reduciendo sus tasas corporativas. Además, el presupuesto incluye una nueva “tasa por tráfico de camiones” que representaría un costo anual de $10 millones, incrementando los precios de transporte y afectando el costo de bienes en un periodo de inflación persistente.
Estas medidas contrastan con las promesas previas de Murphy de no incrementar impuestos, y se dan en un contexto donde el gasto estatal ha aumentado un 60%. A pesar de las propuestas de subidas de impuestos, se anticipa un déficit estructural.
La propuesta presupuestaria del gobernador contempla maniobras cuestionables, como la desviación de casi $600 millones del Fondo de Prevención y Reducción de Deuda hacia el fondo general, alterando la intención original del fondo, que era reducir la deuda estatal y financiar proyectos sin recurrir a nuevos préstamos.
Murphy no solo busca reasignar fondos, sino que también propone aumentar el gasto anual a casi $56 mil millones, superando los ingresos fiscales proyectados por casi $2 mil millones. Este desfase subraya la tendencia de aumentar el gasto sin un incremento correspondiente en ingresos bajo su administración.
A pesar del déficit estructural de $1.8 mil millones, se proponen nuevas iniciativas de prevención de deuda y aumentos significativos en infraestructura estatal y servicios públicos. El presupuesto también contempla planes de “alivio” al impuesto sobre la propiedad que se traducen en cheques para los ciudadanos, sin abordar las cargas fiscales subyacentes.
La tendencia al gasto imprudente no es nueva; durante su primer mandato, Murphy incrementó el presupuesto estatal en casi un 34%, apoyado por un aumento automático en el impuesto sobre la propiedad. En total, ha promulgado subidas de impuestos por más de $2,778 millones, sin contar el aumento de $1,229 millones que propuso pero no logró implementar.