Una adaptación que desafía la gravedad de la ciencia ficción
Para los aficionados al género de la ciencia ficción, el estreno de
Los espectadores que se sumerjan en esta odisea televisiva deberán refrescar sus conocimientos de física, matemáticas, ingeniería y biología para disfrutar plenamente de este opus que retuerce la mente. La serie se desarrolla a través de múltiples líneas temporales y se mueve entre diversas localizaciones alrededor del mundo –y más allá– para representar el primer contacto entre científicos humanos y una civilización alienígena que lucha por evaluar a nuestra esquiva especie.
David Benioff y DB Weiss, quienes en su momento fueron alabados por su adaptación de las novelas de George Martin en “Juego de Tronos”, han realizado un esfuerzo monumental para traducir la fuente literaria en algo accesible para la audiencia televisiva, especialmente la occidental. Esto ha implicado añadir y eliminar personajes, fusionarlos, reasignar sus géneros, experiencias y nacionalidades en una adaptación que, aunque ligeramente infiel, captura la esencia del trabajo de Cixin.
La mayoría de los personajes chinos de las novelas cambian sus pasaportes para producir una mezcla más heterogénea. Sin embargo, el núcleo de la narrativa, y más importante aún, la astrofísica Ye Wenjie, interpretada maravillosamente por Rosalind Chao, se mantiene. Sobreviviente de la Revolución Cultural China y empleada en un proyecto secreto que investiga la vida extraterrestre, ella es quien, en la década de 1960, tropieza con el primer mensaje del espacio.
Avanzando rápidamente a nuestros tiempos, un grupo de jóvenes científicos que estudiaron juntos en Oxford bajo la tutela de la Dra. Wenjie, descubren las consecuencias de esa interceptación. La población alienígena que ha descubierto la existencia de nuestro planeta y sus habitantes está en camino a la Tierra, pero su presencia ya es palpable.
Sin revelar más para no arruinar la serie, si lo que buscas es una televisión cerebral, complicada y ligeramente inquietante,