El Dilema Fiscal de Freeland: Entre Subidas de Impuestos y Anclas Fiscales
La Ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, se encuentra en una encrucijada fiscal. A pesar de reconocer que las subidas de impuestos podrían ser un error, se prevé que en el presupuesto del martes anuncie incrementos en las cargas fiscales para las empresas más grandes del país y los ciudadanos más acaudalados. Este movimiento busca alinear las promesas de respetar las
Según Avery Shenfeld, economista jefe de CIBC, el gobierno liberal ha recurrido anteriormente a esta herramienta, con aumentos en las tasas marginales personales más altas y recientemente, impuestos más elevados para bancos y aseguradoras. En Ottawa y Bay Street, se discuten dos escenarios posibles: un recargo fiscal a empresas de sectores considerados excesivamente rentables y un impuesto sobre la riqueza para individuos.
La imposición de impuestos corporativos más altos a sectores específicos podría ayudar a Freeland a cumplir su promesa de mantener el déficit de este año por debajo de los 40 mil millones de dólares y reducir la deuda como porcentaje de la economía total. El Departamento de Finanzas proyecta que los impuestos más altos a las instituciones financieras generarán ingresos adicionales de 2.25 mil millones de dólares en cinco años.
Sin embargo, elevar los impuestos corporativos plantea desafíos a largo plazo, como la disminución constante en la productividad canadiense. Para aumentar la prosperidad y los salarios, Freeland necesita que los CEO inviertan más en sus negocios, pero los impuestos más altos podrían desincentivar este gasto de capital.
Además, existe el potencial de que las empresas trasladen al menos una parte de las subidas de impuestos a sus clientes, alimentando la inflación que la Ministra ha intentado combatir durante los últimos dos años. Robert Asselin, ex director presupuestario del Departamento de Finanzas y ahora vicepresidente senior en el Business Council of Canada, advierte que esto podría impactar negativamente en la asequibilidad.
Aumentar los impuestos a los ricos también presenta problemas. Canadá ya cuenta con una de las tasas impositivas personales máximas más altas de la OCDE, con un 53.5%. Experiencias como la “supertasa” en Francia sugieren que tales medidas pueden resultar en fuga de capitales más que en un aumento en los ingresos públicos.
Economistas sugieren que el gobierno considere medidas sensatas como recortes de gastos y ralentizar el lanzamiento de nuevos programas antes que nuevas subidas de impuestos, para evitar barreras a las ganancias de productividad necesarias.