El Intenso Interrogatorio a Michael Cohen
Michael Cohen, el ex “solucionador” del ex presidente Donald Trump, enfrentó un interrogatorio agresivo el martes por parte de los abogados defensores de Trump. Los abogados intentaron socavar el testimonio de Cohen, quien afirmó que Trump estuvo intrincadamente involucrado en un esquema para comprar el silencio de una estrella porno.
El abogado de Trump, Todd Blanche, utilizó las propias palabras de Cohen para describirlo como un traidor que pasó de reverenciar al ex presidente a despreciarlo, llegando a llamar a Trump “dictador douchebag”, “misógino caricaturesco grosero” y “villano caricaturesco cubierto de Cheetos”. Cohen, quien trabajó más de una década como el “solucionador” de Trump, ya había respondido a las preguntas de los fiscales durante aproximadamente nueve horas entre el lunes y el martes.
Cohen testificó que Trump le ordenó pagar a la actriz porno Stormy Daniels en 2016 para mantenerla en silencio sobre un supuesto encuentro sexual en 2006, para evitar dañar su campaña presidencial, y luego aprobó un plan para reembolsar a Cohen a través de una serie de facturas falsas. Sin embargo, la historia problemática de Cohen – cumplió tiempo en prisión federal por varios crímenes, incluido el pago para silenciar y ha mentido bajo juramento – ofreció a los abogados de Trump un blanco obvio.
Durante aproximadamente dos horas de contrainterrogatorio, Blanche aún no había preguntado a Cohen sobre el pago de $130,000 que está en el corazón del caso, sino que revisó metódicamente los comentarios públicos extensos de Cohen sobre Trump a lo largo de los años para subrayar su transformación de leal a enemigo y su patrón de engaño. Blanche también sugirió que Cohen estaba motivado por dinero, venganza y notoriedad más que por justicia, preguntando sobre los millones que ganó de dos memorias reveladoras y los millones de suscriptores en su podcast frecuentemente anti-Trump.
La defensa mostró a los jurados imágenes de mercancía temática de Trump a la venta en el sitio web de Cohen, incluyendo tazas que decían: “Envíenlo a la gran casa, no a la Casa Blanca”. Cohen es el testigo estrella de la fiscalía en el histórico juicio contra Trump, que comenzó el 15 de abril y parece estar llegando a su fin; los fiscales informaron al juez el martes que Cohen sería su último testigo. Su contrainterrogatorio se reanudará el jueves, después de un día programado sin juicio el miércoles.
Los fiscales dicen que Trump le pagó a Cohen después de las elecciones creando registros falsos que indicaban que eran por honorarios legales. Esos reembolsos disfrazados proporcionan la base para los 34 cargos de falsificación de registros comerciales que enfrenta Trump. Trump, candidato presidencial republicano para 2024, se ha declarado no culpable y niega cualquier encuentro sexual con Daniels. Ha caracterizado el caso como un intento partidista de interferir con su campaña para recuperar la Casa Blanca que perdió en 2020 ante el presidente demócrata Joe Biden.
El martes por la mañana, Cohen describió una reunión en la Oficina Oval en febrero de 2017 donde Trump le dijo que Cohen pronto recibiría las primeras cuotas mensuales de un paquete de bonificación, que Cohen dijo incluía reembolsos por el pago a Daniels. La fiscal Susan Hoffinger llevó a Cohen a través de una serie de facturas y cheques – algunos firmados por el propio Trump – que Cohen dijo estaban marcados falsamente como pagos para retenerlo por servicios legales.
“No había acuerdo de retención, ¿verdad?” preguntó Hoffinger. “No, señora”, respondió Cohen. En 2018, después de que el Departamento de Justicia de EE.UU. comenzara a investigar el pago a Daniels, agentes del FBI allanaron la casa de Cohen. Él dijo que llamó a Trump en pánico. “Él me dijo: ‘No te preocupes, soy el presidente de los Estados Unidos… vas a estar bien'”, dijo Cohen. Esa fue la última vez que hablaron directamente, agregó Cohen.
En lugar de eso, Cohen testificó, el abogado Robert Costello, cercano al asesor de Trump Rudy Giuliani, ofreció un “canal trasero” a Trump. En correos electrónicos mostrados a los jurados, Costello transmitió las aseguranzas de Giuliani de que tenía “amigos en lugares altos”. Mientras tanto, Trump defendía a Cohen en las redes sociales y denunciaba la idea de que podría “voltearse” y cooperar con los fiscales.
Todo sumaba una “campaña de presión” para mantener a Cohen en línea, dijo. Pero eventualmente decidió cooperar después de hablar con su familia. Cohen se declaró culpable de delitos federales en 2018, incluidos delitos relacionados con el pago a Daniels, y dijo que actuaba por orden de Trump, quien no fue acusado.
“Lamento haber hecho cosas por él que no debería haber hecho”, dijo Cohen el martes al reflexionar sobre sus muchos años trabajando para Trump. “Para mantener la lealtad y hacer las cosas que él me pidió hacer, violé mi brújula moral. Y pagué la pena – como lo ha hecho mi familia”.
Un día después de que varios legisladores republicanos asistieran al juicio en apoyo de Trump, el presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., Mike Johnson, se unió a él y luego criticó el caso fuera del tribunal. Mientras Cohen testificaba el martes, un tribunal de apelaciones intermedio negó el último esfuerzo de Trump para desechar una orden parcial de mordaza que Trump afirmaba violaba su derecho a la libertad de expresión. El juez del juicio impuso la orden para evitar que Trump interfiriera con el caso.
El lunes, Cohen dijo que Trump aprobó múltiples pagos para mantener historias escandalosas sexuales fuera del ojo público. En octubre de 2016, Cohen dijo, se enteró que Daniels estaba ofreciendo su historia a los tabloides. En ese momento, la campaña de Trump estaba en modo crisis después del lanzamiento de una grabación de audio en la cual Trump se jactaba de agarrar los genitales femeninos.
“Él me dijo: ‘Esto es un desastre, un desastre total. Las mujeres me van a odiar'”, contó Cohen lo que Trump le había dicho. Cohen testificó que Trump estaba únicamente preocupado por el impacto que la historia de Daniels podría tener en su oferta por la Casa Blanca – y no, como han sugerido los abogados de Trump, por el efecto en su esposa y familia. Esa distinción es crucial para el caso de la fiscalía.
Bajo la ley de Nueva York, falsificar registros comerciales puede elevarse de un delito menor a un delito grave si el crimen ayudó a ocultar otro delito. En el caso de Trump, los fiscales han argumentado que el pago fue efectivamente una contribución secreta a su campaña, violando leyes federales y estatales.
El juicio en Manhattan es considerado menos consecuente que otras tres acusaciones penales que enfrenta Trump, todas las cuales están empantanadas en demoras. Los otros casos acusan a Trump de intentar anular su derrota presidencial en 2020 y manejar indebidamente documentos clasificados después de dejar el cargo. Trump se ha declarado no culpable en los tres casos.
