Ha pasado un año desde la introducción del impuesto federal sobre sociedades del 9% en los EAU. Este gravamen llega en un momento en que la filosofía de la fiscalidad está experimentando una transformación fundamental a nivel global. Aunque es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas, los primeros indicios sugieren que el impuesto ha logrado sus objetivos principales, ampliando el conjunto de herramientas fiscales disponibles para los legisladores emiratíes.
Una Comparación Histórica
El impuesto es nominalmente similar al de países como Francia y el Reino Unido, aunque con una tasa considerablemente más baja. Las economías de Europa Occidental tienen una historia de exacción fiscal altamente idiosincrática que debe ser reconocida para entender el camino diferente que han tomado países como los EAU para llegar a sus arreglos fiscales actuales.
En la era moderna temprana (siglos XVI-XVIII), los gobiernos centrales en Europa Occidental experimentaron una profunda transformación, pasando de ser feudos endebles a estados modernos. El elemento definitorio de esa transición fue la gran expansión de la base impositiva: los gobiernos pasaron de recaudar impuestos de manera descentralizada y limitada a ejercer monopolios robustos sobre la recaudación de ingresos fiscales.
La historia de los países del Golfo, incluidos los EAU, nos ayuda a entender por qué no hemos visto prácticas fiscales similares emerger. En la era pre-petróleo, la dureza del desierto significaba que solo pequeñas poblaciones eran sostenibles, y el tipo de combate libre y conquistador que tipificaba la vida europea estaba fuera de la mesa. Esto limitó la necesidad de que los estados locales desarrollaran una maquinaria fiscal avanzada.
Factores Modernos
Con el advenimiento del petróleo, las altas densidades de población se volvieron factibles y las armas modernas se hicieron asequibles. Sin embargo, dos factores permitieron a las sociedades del Golfo evitar la necesidad de imponer impuestos. El primero fueron los ingresos petroleros, que iban directamente a las arcas del gobierno central, haciendo innecesarios los impuestos tradicionales. El segundo fueron las garantías de seguridad ofrecidas inicialmente por el Reino Unido y posteriormente por Estados Unidos.
Desde el cambio de milenio, el entorno ha evolucionado, contribuyendo a la decisión de países como los EAU de introducir impuestos similares a los vistos en otros países. El primer factor es la disminución gradual en la credibilidad de las garantías de seguridad mencionadas. Al mismo tiempo, las perspectivas futuras para los ingresos petroleros han comenzado a disminuir.
Un desarrollo más reciente es el papel ético transformador de un impuesto. Después de la crisis financiera global de 2008 y el surgimiento del movimiento Occupy Wall Street, la gente ha comenzado a exigir que los gobiernos utilicen los impuestos para acorralar a los superricos que se han vuelto adeptos a evadir el pago mediante astutas reubicaciones de su capital.
El resultado es un sistema global de impuestos corporativos que pronto requerirá un impuesto mínimo sobre beneficios del 15% para las empresas multinacionales. Este desarrollo ha ayudado a acelerar la adopción del gravamen del 9% por parte de los EAU por dos razones: primero, ofrece a los Emiratos la seguridad de saber que otros centros comerciales líderes no pueden socavar sus impuestos; y segundo, permite al país demostrar aún más su disposición a ser un contribuyente constructivo al multilateralismo.
El gobierno de los EAU no ha querido dejar nada al azar y, por lo tanto, se ha esforzado por seguir ofreciendo servicios de alta calidad a las empresas que operan en los Emiratos a cambio de sus dólares fiscales. Tradicionalmente, esto ha sido en el dominio de la infraestructura física y un clima empresarial favorable desde una perspectiva regulatoria.
Más recientemente, los EAU han hecho todo lo posible para asegurar acuerdos de libre comercio con economías fuertes, haciendo que ubicarse en los Emiratos sea una perspectiva más atractiva. El acuerdo comercial entre India y EAU, por ejemplo, ofrece a las empresas emiratíes un acceso único a una de las economías más grandes y en crecimiento del mundo.
El éxito de la estrategia de los Emiratos se refleja en flujos persistentes y altos de IED entrante y la ausencia notable de fuga de capitales tras la imposición del impuesto. Mientras esperamos más datos sobre los ingresos generados y el impacto del impuesto en las empresas, los signos iniciales son que la política ha sido un éxito.
