La empresa con sede en Texas, Intuitive Machines, ha marcado un hito histórico al lograr el primer alunizaje de EE. UU. en más de medio siglo, cerca del polo sur de la luna, el pasado jueves. Este acontecimiento representa el primer aterrizaje lunar realizado por el sector privado.
La NASA, que transportaba varios instrumentos de investigación a bordo del vehículo, celebró este logro como un avance significativo en su objetivo de enviar un grupo de naves espaciales operadas comercialmente en misiones científicas de reconocimiento a la luna antes del planeado retorno de astronautas más adelante en esta década. Sin embargo, los problemas iniciales de comunicación tras el aterrizaje suscitaron dudas sobre si el vehículo podría haber resultado dañado o bloqueado de alguna manera.
El aterrizador robótico no tripulado, bautizado como Odysseus, tocó la superficie lunar aproximadamente a las 6:23 p.m. EST (2323 GMT), según anunciaron en una transmisión web conjunta desde el centro de operaciones de la misión LUNR.O de Intuitive Machines en Houston. El aterrizaje culminó un tensa aproximación final y descenso en el que se presentó un problema con el sistema de navegación autónoma de la nave, obligando a los ingenieros a emplear una solución no probada en el último momento.
Se necesitó tiempo después del esperado apagón de radio para restablecer la comunicación con la nave y determinar su estado a 239,000 millas (384,000 km) de la Tierra. Cuando finalmente se renovó el contacto, la señal era débil, lo que confirmó que el aterrizador había tocado suelo pero sin certeza inmediata sobre las condiciones y orientación exactas del vehículo.
A pesar de las posibles obstrucciones que podrían complicar la misión principal del aterrizador, el administrador de la NASA, Bill Nelson, aclamó el logro del jueves como un “triunfo”, proclamando: “Odysseus ha tomado la luna”.
Con la llegada de Odysseus, se marca el inicio de la era Artemis y se establece un precedente para futuras misiones lunares bajo este programa. La iniciativa se enfoca en el polo sur lunar, en parte debido a la presunta abundancia de agua congelada que puede utilizarse para el soporte vital y la producción de combustible para cohetes.
Este alunizaje abre las puertas a una nueva era de exploración lunar liderada por el sector privado, destacando la importancia creciente de estas empresas en la consecución de los objetivos espaciales a largo plazo.