Uno de los adjetivos clave que el presidente y sus ministros utilizan rutinariamente para describir sus políticas es ‘antropocéntrico’, o centrado en el ser humano. Es una de esas palabras que el gobierno actual adora, porque es vaga y general, suena importante y nadie la cuestiona. Ha sido utilizada para describir las políticas económicas, educativas, de salud y laborales del gobierno, aunque siempre ha sido difícil precisar cómo estas políticas cumplen con la etiqueta antropocéntrica.
Esta etiqueta fue introducida por primera vez en la política por los comunistas de Akel, hace muchos años, para enfatizar la preocupación del partido por el bienestar de las personas, lo cual, según ellos, no se reflejaba en las estadísticas económicas positivas que citaba el gobierno: los números eran buenos, pero el bienestar de las personas no lo era. Las organizaciones de crédito cooperativo también fueron elogiadas por ser antropocéntricas – descritas como banca con rostro humano – por políticos de todas las ideologías, antes de ser declaradas en quiebra en 2013 y necesitar ser rescatadas por el estado.
Escuelas centradas en el alumno
El lunes, la ministra de educación, Dra. Athina Michaelidou, en la inauguración de una escuela primaria y un jardín de infantes en Larnaca habló sobre escuelas antropocéntricas. El objetivo final de su ministerio era “la creación de una escuela moderna, antropocéntrica e inclusiva, que formara ciudadanos con habilidades, responsabilidad, ethos democrático, identidad histórica y respeto por la diversidad, ciudadanos que pudieran enfrentar los desafíos del futuro y contribuir creativamente al desarrollo de la sociedad.”
Objetivos elevados, pero ¿acaso las escuelas en los últimos 60 años no han sido antropocéntricas? ¿Estaban sirviendo a la máquina? La Dra. Michaelidou habría sido más convincente si hubiera dicho que las escuelas se volverían más centradas en el alumno, porque durante los últimos 30 o 40 años han sido abiertamente centradas en el maestro – diseñadas para hacer la vida lo más fácil posible para los docentes. Los poderosos sindicatos de enseñanza y los políticos débiles aseguraron que las escuelas públicas pusieran los intereses de sus miembros primero, mientras que los intereses de los estudiantes se convirtieron en una idea secundaria. Eran antropocéntricas, pero las personas en el centro no eran los niños, sino los maestros.
Esto es por lo que el sistema criminal de listas de espera para nombramientos ha estado en vigor durante décadas, los graduados se convertían en maestros sin ninguna formación docente, los maestros nunca son evaluados por su trabajo, se desarrolló una industria de lecciones privadas en la que los maestros de escuelas públicas complementaban sus ingresos, las horas de enseñanza se reducían con los años de servicio y se establecieron múltiples roles de director. Y cuando el ministerio decidió introducir exámenes semestrales, los sindicatos de enseñanza se opusieron porque esto significaba trabajo extra, y el gobierno actual los eliminó.
En lugar de deleitarnos con estas platitudes ‘antropocéntricas’, la ministra de educación haría bien en mirar cómo lograr que los maestros de escuelas públicas brinden un mejor servicio del que están proporcionando actualmente. Si logra poner a los estudiantes en el centro de la planificación educativa pública, en lugar de a los maestros, realmente contribuiría a la mejora de nuestras escuelas.
