A pesar de sus elegantes apariciones públicas y actividades, como asistir a acontecimientos deportivos con su hijo, la falta de avances visibles en la resolución de problemas acuciantes como la congestión del tráfico, las ineficiencias del sistema educativo, las cuestiones sanitarias, etc., suscitan dudas sobre su liderazgo.
El Presidente Bajo la Lupa
El Presidente ha sido criticado por no realizar cambios tangibles ni abordar cuestiones importantes para el país. No es un problema que haya ido a Atenas con su hijo a ver un partido de baloncesto, ni que haya sido fotografiado con Antetokounmpo, o incluso que utilice la imagen de su hijo para mejorar su propia imagen (la imagen de un niño siempre ayuda, tocando fibras sensibles). Tampoco es un problema si, unos días después, se puso una camiseta sin mangas (por una buena causa y sin, quizás, mirarse al espejo primero) y apareció en el campo de nuevo, proporcionando material para comentarios.
Obama hizo todas estas cosas, y no hubo nada malo en ello. Al contrario, nos encantaba verlo. Lo vimos en pantalones cortos jugando al golf, nadando en el mar, usando una chaqueta de cuero como una estrella de rock, comiendo helado, viendo televisión, jugando con su perro… Tenía un sentido innato del estilo, sin duda.
Pero más allá del estilo, daba la impresión de que había puesto a su país en una trayectoria, y la maquinaria gubernamental funcionaba bajo su guía para la prosperidad y el progreso del país, realizando cambios significativos. Y no era solo una impresión; su presidencia produjo resultados tangibles.
El problema con nuestro presidente es que, hasta la fecha, no ha mostrado señales de los cambios que pretende hacer o incluso los problemas que se ha propuesto resolver. No tenemos grandes expectativas, ni creemos en programas preelectorales que prometen transportarnos a otro país. Nos bastaría con que introdujera algunas demandas básicas y resolviera algunos problemas.
Pero hasta ahora, la impresión que da es que simplemente está cumpliendo un mandato, y el estado a veces parece sin rumbo. Los problemas se acumulan, haciendo la vida diaria más difícil. Desde la congestión del tráfico en las carreteras hasta un sistema educativo perpetuamente tambaleante, servicios públicos ineficientes, un sistema de salud que, a pesar de la introducción del GHS sigue siendo problemático en muchos aspectos, un sistema de pensiones con una enorme brecha, un sistema judicial que consume mucho tiempo y una serie de otros problemas que crean un campo fértil para el cambio.
Que aborde incluso uno de estos problemas y lo ponga en camino a la resolución, y podrá ir al estadio tantas veces como quiera, vestido como le plazca.