Incluso con el control de la Casa Blanca y el Congreso en el aire, legisladores y cabilderos se están preparando para un gran debate el próximo año sobre las medidas que expiran en la ley fiscal del expresidente Donald Trump.
La decisión del presidente Biden de no buscar la reelección está trastocando las expectativas sobre quién controlará Washington el próximo año. Pero hay algo de lo que los legisladores y cabilderos están seguros: se avecina una lucha fiscal.
Preparativos en la capital
A lo largo de la capital de la nación, los preparativos están comenzando silenciosamente para lo que algunos están llamando el “Super Bowl de los impuestos”. En el Capitolio, republicanos y demócratas están llevando a cabo sesiones de estrategia y educación. Los cabilderos están presionando a los legisladores y preparando campañas publicitarias multimillonarias para defender las exenciones fiscales para las corporaciones. Los think tanks están produciendo investigaciones que atacan o elogian elementos del complejo código fiscal.
En juego está el futuro de la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos, que un Congreso republicano aprobó y el expresidente Donald J. Trump firmó como ley en 2017. Para evitar crear un agujero demasiado grande en el presupuesto federal en ese momento, los republicanos programaron que muchos de los recortes fiscales expiraran después de 2025. Ese plazo ha creado una rara oportunidad para remodelar la política fiscal federal el próximo año, y los legisladores de cada partido tienen la intención de estar listos para ejercer el poder que los votantes les otorguen en noviembre.
“Estamos estudiando y preparándonos”, dijo el senador Michael D. Crapo de Idaho, quien como el principal republicano en el Comité de Finanzas del Senado ha estado llevando a cabo reuniones y recopilando ideas sobre el próximo año. “Es pretemporada”.
Muchas de las medidas fiscales que expiran son aquellas que benefician a los estadounidenses de clase media, incluyendo una deducción estándar más grande, tasas impositivas marginales más bajas y un crédito fiscal por hijos más generoso. Los republicanos eligieron dejar que esos recortes fiscales expiraran, mientras hacían permanentes otras medidas como una tasa corporativa más baja del 21 por ciento, apostando a que los demócratas eventualmente votarían para protegerlas.
