**OPEP y la Agencia Internacional de la Energía presentan divergencias en las previsiones de la demanda de petróleo**
En un reciente análisis realizado por Reuters, se ha evidenciado que el grupo productor OPEP y la Agencia Internacional de la Energía (AIE), dos de los pronosticadores más seguidos en cuanto al crecimiento de la demanda de petróleo, muestran las mayores discrepancias en sus perspectivas sobre el uso de combustibles desde hace al menos 16 años.
Según los datos recabados, la AIE, que representa a los países industrializados, y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) están enviando señales divergentes a comerciantes e inversores sobre la fortaleza del mercado petrolero para el año 2024 y, a largo plazo, acerca de la velocidad de la transición mundial hacia combustibles más limpios.
En su informe de febrero, la AIE pronosticó que la demanda aumentaría en 1.22 millones de barriles por día (bpd) en 2024, mientras que OPEP, en su informe correspondiente al mismo mes, esperaba un incremento de 2.25 millones de bpd. Esta diferencia representa aproximadamente el 1% de la demanda mundial.
Neil Atkinson, exjefe de la División de Mercados Petroleros de la AIE, comentó que “la AIE tiene una percepción muy fuerte de que la transición energética avanzará a un ritmo mucho más rápido”. Además, señaló que ambas agencias se han “encasillado en una posición”, lo que ha generado este enorme abismo en las previsiones de la demanda.
Para contextualizar esta diferencia, Reuters analizó los cambios que cada agencia ha realizado en sus previsiones de demanda de petróleo desde 2008 hasta 2023, incluyendo los primeros dos meses del presente año. El período fue seleccionado por ser lo suficientemente extenso para sacar conclusiones y porque incluyó una volatilidad extrema en la demanda de petróleo, comenzando con la crisis financiera de 2008 y terminando con la pandemia de 2020 y la subsiguiente recuperación de la demanda.
Estas divergencias en las previsiones subrayan el nivel de incertidumbre y los desafíos que enfrentan los mercados energéticos globales, especialmente en momentos donde las políticas medioambientales y el desarrollo tecnológico juegan roles cruciales en la configuración del futuro energético mundial.