Envases sostenibles: el futuro del envasado
Las fibras de celulosa están emergiendo como una opción sostenible para envolver todo, desde alimentos hasta productos electrónicos. En una iniciativa pionera, los supermercados en Bélgica, Francia y Luxemburgo están a punto de experimentar una reducción significativa de residuos plásticos en el empaquetado de alimentos. Carrefour y el Grupo U planean vender yogures, quesos, jugos de frutas, galletas y otros artículos en envases hechos de fibras de celulosa, que se obtienen de la madera u otros materiales de origen vegetal.
Entre 30 y 60 tiendas en los tres países comenzarán a ofrecer estos envoltorios ecológicos en 13 tipos de alimentos para finales de este año. Carrefour y U se han asociado con productores de alimentos, empresas de envasado e investigadores en un proyecto que ha recibido financiación de la UE para ayudar a introducir materiales de embalaje verdes en las tiendas.
El proyecto R3PACK, liderado por la consultoría ambiental parisina (RE)SET y que se extenderá hasta mayo de 2025, tiene como objetivo reemplazar una parte significativa del embalaje plástico con versiones basadas en fibra. Productores de alimentos como Candia y empresas de envasado como Thiolat, ambos también con sede en Francia, están comprometidos con este objetivo y lideran el esfuerzo.
Europa genera cerca de 190 kilogramos de residuos de embalaje por persona cada año, lo que equivale a 84 millones de toneladas en total en 2021. El envasado plástico es una amenaza particular porque, aunque se recicla parte, mucho termina en el suelo, ríos y mares. En 2021, casi una quinta parte de los residuos de embalaje de la UE eran plásticos.
Además de reemplazar el embalaje plástico, el equipo de R3PACK busca hacer algunos envoltorios reutilizables. Aunque los consumidores, autoridades y empresas desean reducir el embalaje plástico de un solo uso, encontrar un reemplazo adecuado es un gran desafío debido a las cualidades del material: es ligero, barato de producir y puede proteger el contenido del oxígeno, la humedad y el agua.
Una solución es cubrir el embalaje basado en celulosa o papel con laminación o revestimiento, o una combinación de ambos, para equiparar las cualidades útiles del plástico. Anna Altner, fundadora de la startup sueca Yangi, ha desarrollado un embalaje basado en celulosa que puede competir económicamente con el plástico gracias a su proceso de fabricación menos intensivo en energía y agua.
El método “dry forming” que utiliza Yangi depende del aire en lugar del agua para separar las fibras, que provienen de bosques gestionados de manera sostenible en Escandinavia. Este avance no solo ahorra agua sino que también consume menos energía que los métodos actuales para fabricar embalajes de celulosa.
En diciembre de 2023, los gobiernos de la UE acordaron modificar la legislación europea sobre residuos de envases para aumentar la reutilización de los mismos y hacer que todos sean reciclables. Esto se alinea con el Pacto Verde Europeo y la iniciativa de la UE hacia un modelo económico más circular donde los recursos se reintegran en la economía para su reutilización en lugar de ser descartados.
Este artículo fue publicado originalmente en Horizon, la revista de investigación e innovación de la UE.